sábado, 2 de mayo de 2009

Balance de la sesión sobre Luis Sepúlveda


Con el relato de Sepúlveda todos los lectores fueron unánimes en reconocer que habían disfrutado con su lectura y que ésta les había parecido especialmente asequible. Otra característica coincidente por parte de todos fue la ternura y el sentido del humor que se contaponen al triste contexto en el que, en ocasiones, se desarrolla la acción.
Se trata de una cuento que mezcla lo autobiográfico con lo ficticio, el recordatorio generacional con el cuento de hadas, en el que durante cuatro momentos de su vida, el protagonista se encuentra fugazmente con una enigmática mujer.
La historia empieza cuando el protagonista, con 14 años, asiste a la ceremonia final del curso de buenas costumbres del Centro Catalán de Santiago de Chile. Allí se produce el primer encuentro y el primer coqueteo entre el protagonista y la osada Marly, que consigue hacer resonar la música de la Canción de Leonardo Favio que da título al cuento. Los jóvenes se dan cita para el día siguiente "a las cinco de la tarde, hora fatídica, como se sabe", pero la chica no acude a la cita y se inicia así el misterio que la envolverá durante toda la historia.
El protagonista no olvida a la "pijecita del Santiago College" y la vuelve a encontrar con 18 años en plena movilización estudiantil del 68, bajo los acordes de la misma canción de Favio. El encuentro vuelve a ser fugaz, entre la movilización, la barricada y las reuniones de dirigientes estudiantiles. Marly desaparece y no le deja al joven revolucionario más que su evocador olor en el saco de dormir que compartieron en la facultad ocupada.
Con veinticinco años, el encuentro se repite. Esta vez la ilusión ha dejado paso al terror y la muerte, al "adiós definitivo y forzado de tantos compañeros de barricadas y sueños". Marly visita al chico en el locutorio de una cárcel del sur de Chile y apenas tiene tiempo de transmitir al chico el romántico mensaje de que lo estará esperando, no sabe dónde, pero lo estará esperando.
Pasan quince años desde entonces. Tras amores y exilios, el protagonista vuelve al punto de partido: al antiguo salón de banquetes del Centro Catalán, hoy convertido en un Top-less. En ese mismo lugar, la mano de Marly vuelve a posarse sobre el hombro del protagonista y resuena el susurro de la canción de Favio. Los amantes por fin se pueden abandonar a ellos mismos, tras años de reposo y tiempo, en el que las palabras, como el vino, pueden entregar su sabor definitivo.
El cuento, por su simpleza, no llegaría a conmovernos si no fuera por la ternura que tienen los relatos bien contados que denotan la experiencia de lo vivido. Un lector lo definió como un cuento de hadas sin mayores pretensiones, con una fuerte carga simbólica: una metáfora de la vida,marcada por la búsqueda del amor auténtico, de lo que vale realmente la pena.
Otros lectores recordaron la ambigüedad del fantasioso u onírico personaje femenino que por un momento se transfigura en muerte, esa muerte que aparece a la cinco de la tarde, "hora fatídica".
No hubo tiempo de mucho más. Nos despedimos y nos dimos cita para el miércoles 27 de mayo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola,

Me ha complacido mucho haber analizado esta historia tan particular donde el amor ha sobrevivido a una historia reciente bastante lamentable. Mejor imposible el análisis del texto y las conclusiones a que se llegaron. Me encantó descubrir este autor que con sencillez, claridad y cierto halo de ternura nos permite entrar en su universo.
Gracias y cada vez más es un placer asistir a este club de lectura.
Saludos,
Beatriz

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