El pasado viernes nos dejó nuestra amiga, compañera de lecturas y escritora chilena, Andrea Morales.
Andrea fue, desde el principio, una lectora asidua del Club de lectura de cuento y relato de la Biblioteca del Instituto Cervantes de Toulouse. Quiso participar con nosotros en los pequeños viajes mensuales que hacíamos, todos juntos, a través de la literatura en lengua española,
Andrea animaba nuestras tertulias con sus comentarios singulares, vehementes, decididos. Compartió con todos nosotros, en dos ocasiones, sus textos editados en su patria, Chile, bajo el seudónimo de RODDA. Eran unos textos que transmitían sensibilidad, dolor, compromiso, dignidad... Andrea sufrió, según pudimos saber por sus palabras, la injusticia de un periodo que relegó a su país y a muchos de sus compatriotas en la oscuridad y en la ignominia. Pero todo ello no parecía haberle hecho mella.
Pequeña, animada, sonriente, irradiaba contento y disfrutaba de nuestras tertulias literarias.
La última vez que la vimos fue el pasado 6 de abril. La fotos que publicamos son de ese encuentro. La vimos como siempre, vital, animosa, generosa. Nada hacía entrever que su estado de salud fuera tan delicado. Nada hacía presagiar su marcha tan repentina.
Nos queda el recuerdo de los buenos momentos que pasamos juntos y su amor por la literatura, de la que Andrea nunca renegó.
Gracias, Andrea, por tu presencia y hasta siempre.
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