Lo de don Vito, el cuento de Berta Marsé que comentamos en
nuestra sesión del Club de Lectura, es
un cuento que puede gustar o no, pero el
humor que se desprende de él no deja indiferente. De hecho, la mayoría de
nuestras lectoras apreciaron ese sentido del humor con el que la autora nos
cuenta una historia realista de una familia barcelonesa de clase media.
Olga, solterona compasiva y solidaria con los demás, le pide
a su buena amiga Eva, casada y con una hija adolescente, que le guarde su perro
(Don Vito) durante los quince días en los que va a pasar una vacaciones pagadas
en el caribe. A las pocas horas de la
marcha de Olga, el pequinés blanco (Don Vito) es atropellado a las puertas de la
casa de Eva. Este hecho desgraciado obligará a Eva a mentir a Olga sobre lo ocurrido
y la hará caer en una patética neurosis que arrastrará, a toda la familia,
hacia la incomunicación y a un probable (aunque no explicado) desastre.
La historia es narrada en veinte páginas distribuidas en
ocho apartados y dos epígrafes finales, lo que hace bastante larga su lectura.
Hay pocos relatos, en la actualidad, que sean tan extensos y quizá la autora
se haya excedido un poco en escenas que no eran esenciales para la
trama. El lenguaje, sin embargo, es rico en expresiones coloquiales que le dan
un toca de frescura y verosimilitud. Especial mención hay que hacer al estilo directo de la protagonista, Eva, cuando habla por teléfono, que es muy logrado.
El cuento, pues, nos pareció una historia banal y trágica a
la vez, aciaga pero contada con humor. A la mayoría de nuestros lectores les
gustó.
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