El pasado 4 de noviembre tuvimos el placer de comentar
varios relatos y microrrelatos del número de
septiembre de la publicación
Cuentos para El Andén contando con la presencia virtual de Alejandro Moreno,
director de la revista, y de Víctor García Antón, escritor y fundador de la web
de relatos “
Cuentos como churros”.
Leímos el relato “Lavacoches” de la mexicana Paola Tinoco,
en el que en un escenario sórdido se trata el tema de la violencia, la connivencia
y el silencio cómplice. Pasamos luego a comentar los tres magníficos
microrrelatos de Lorena Escudero: “Velocidades” que trata sobre la fugacidad y
volatilidad de las relaciones de pareja marcados por la subjetiva percepción
del tiempo, aspecto este tan borgiano; “Canon”, que trata de la búsqueda de la
felicidad, el desgarro de la personalidad y la fatalidad, entre los muchas
interpretaciones y matices que se podrían sacar de él, y, por último, “Madrastra”,
un ejercicio de reversión del cuento de Cenicienta en un tono marcadamente
feminista. El tercer texto que comentamos fue “Conversación en la penumbra”, de
Clara Redondo, sobre las huellas imborrables e inconscientes de un amor de
adolescencia y, el cuarto y último texto, fue el “churro” “Saber estar” sobre
el cual la mayor parte de nuestros lectores coincidieron en que era el relato
que más les había gustado. Comicidad, absurdo, cotidianidad envuelven una supuesta escena luctuosa que acontece en un contexto playero, todo ello narrado con un tono desenfadado y familiar.
Hecho nuestro habitual intercambio de opiniones y puesta en
común de impresiones, entablamos un interesante diálogo con Alejandro Moreno y
Víctor García Antón. El primero nos habló de la andadura de la publicación, de
su comité editorial, de cómo seleccionan los textos y de las diferentes
colaboraciones que llevan a cabo con escuelas de escritura tanto de España como
de otros países hispanohablantes. Con Víctor hablamos de la técnica del relato
corto, del reto que supone nutrir y cocinar los textos de “Cuentos como churros”,
de los ingredientes que utilizan y del objetivo con el que elaboran sus
historias. “Seducir” fue la palabra más utilizada a la hora de explicar la
eficacia y la fuerza de un buen relato corto.
La verdad es que se nos hizo corta la conexión. Fue un placer para todos los lectores de nuestro Club entablar por segundo año esta pequeña tertulia
con la gente de Cuentos para el Andén. Esperamos repetir la experiencia.